Irreconocibles (4-1)

La Real ofrece una imagen que deja mucho que desear en el Bernabeu y permite al Real Madrid jugar el que posiblemente haya sido su partido más plácido de la temporada. Lasarte no supo hacer reaccionar a los suyos que pudieron haber recibido más goles. Kaka, Cristiano Ronaldo por doble partida, y Adebayor marcaron por el Real Madrid, mientras que el gol de la Real se lo metió Arbeloa en propia puerta.

Inexplicable. La imagen que dio la Real Sociedad en el Bernabeu fue la de un equipo que no se asemeja, ni mucho menos, al que está firmando una buena campaña en su vuelta a la primera división. El equipo estuvo irreconocible, no presionó, dejó jugar al Real Madrid a placer, que aprovechó todas las facilidades que le dieron los donostiarras para lograr una de las victorias más plácidas de la temporada.

Los jugadores no estuvieron a la altura de las circunstancias. Es como si el escenario les hubiera sobrepasado, como ya sucediera en Barcelona. El equipo, muy competitivo habitualmente, estuvo completamente desaparecido desde el pitido inicial. El 71% de posesión del Real Madrid mediada la primera parte lo dice todo. En lo que va de liga los blancos no han tenido tanta posesión como en el partido ante la Real.

Además, los txuri urdin jugaban al paso, andando, sin intensidad. El Real Madrid, un equipo al que le cuesta replegarse, que defiende sólo con seis, y al que el resto de equipos hacen daño a la contra, apenas sufrió en este aspecto con la Real. Los madridistas replegaban líneas mucho antes de que los jugadores que habitualmente protagonizan las contras en el equipo donostiarra intentaran llegar a la frontal del área rival. Sorpende, sobre todo, la pasividad con la que Xabi Prieto avanzaba con el balón en muchas ocasiones sin hacer jugar a la Real, parando las contras, cosa que en otros partidos lo hace a la perfección y logra crear mucho peligro.

Capítulo a parte merece el banquillo. Martín Lasarte no supo hacer reaccionar a su equipo, que vagaba por el terreno de juego como si la cosa no fuera con él. Rivas intentaba cortar balones, Elustondo estaba desaparecido, Ansotegi lo único salvable en defensa, y Tamudo con mala suerte no pudo batir en dos ocasiones a Casillas. Bien, ante este panorama al técnico uruguayo no se lo ocurrió otra cosa que retirar al manchego en el ecuador de la segunda parte - quizá por la amarilla que tenía - dejando en el terreno de juego a un Elustondo gris, que se vio completamente superado. Los cambios debieron llegar antes y buscar mayor verticalidad. No puede ser que el equipo blanco vaya ganando 3-0 y sea el primero en hacer una sustitución. Que lo expliquen.

El planteamiento inicial de Lasarte era bueno: jugar de tú a tú al Real Madrid. Por ello el once inicial que saltó al terreno de juego fue el habitual: Bravo en portería; Estrada, Ansotegi, Labaka y Mikel González en defensa; Rivas y Elustondo en el doble pivote; Prieto, Zurutuza y Griezmann en la línea de tres, y Tamudo en punta. Le salió rana, porque la Real no presionó donde debía y vio como el Real Madrid jugaba en su campo a placer.

Por su parte, Mourinho revolucionó su once. Garay fue titular, Lass acompaño a Alonso en la medular, Kaka entró a formar parte de la línea de tres medio puntas y Adebayor fue el delantero titular. Esto es, el Real Madrid formó con Casillas en portería; Arbeloa, Garay, Carvalho y Marcelo en defensa; Xabi Alonso y Lass en el doble pivote; Cristiano, Özil y Kaka en línea de tres, y Adebayor en punta.

Dos mundos muy distintos

Desde el inicio del partido la Real pareció verse superada por el escenario y la entidad del rival. Mientras el Real Madrid salió completamente revolucionado, la Real jugaba al paso, como si la cosa no fuera con ella. Así, Kaka tuvo la primera oportunidad en un disparo raso sin oposición desde la frontal, cuando todavía no se había cumplido el primer minuto. Era un mal presagio. Fue el propio Kaka, quien abrió el marcador siete minutos después de esa primera ocasión. La Real, que no cerraba en absoluto líneas en la frontal del área permitió coger el balón a Kaka en un despeje; el brasileño no dudó y con pierna izquierda cruzó el balón sin que Bravo pudiera hacer nada.

Un minuto después del gol, Tamudo pudo empatar el encuentro, pero Casillas hizo dos grandes intervenciones para evitar el gol del delantero catalán. Fue un espejismo en el desierto por el que transitaba el juego blanquiazul. Los donostiarras presionaban algo en campo del Real Madrid, pero una vez que la defensa merengue sacaba el balón, la presión desaparecía, la Real esperaba al Real Madrid, pero no cerraba las líneas de pase y permitía a los de Mourinho moverse con facilidad en la frontal. En una de esas jugadas en el minuto 20 llegó el segundo gol del partido. Cristiano se favoreción de las facilidades defensivas que daba la Real para marcar de tiro raso al palo corto de Bravo.

Dos jugadas aisladas de la Real pudieron acortar distancias antes de llegar al descanso, pero Griemzann mandó su disparo raso muy desviado, y Tamudo volvió a ver como Casillas le sacaba un balón imposible en boca de gol. Fue tras la ocasión de Tamudo cuando llegó el tercero del Real Madrid. Cristiano Ronaldo emergió entre Labaka y Ansotegi a la salida de un córner para marcar un gran gol de cabeza, el tercero del encuentro, que se iba al descanso con dos estadísticas demoledoras: un 71% de posesión para el Real Madrid - habría que ver cuándo ha tenido esa posesión el equipo blanco - y 12 tiros a puerta de los blancos por 4 de la Real.

Los cambios tarde

En la reanudación la cosa no cambió. El equipo donostiarra pedía cambios a gritos, pero desde el banquillo no se tomaban decisiones. La verticalidad de Sarpong y la sujeción de Demidov podrían haber sido dos buenas opciones para evitar una sangría y buscar jugadas muy verticales. Kaka avisaba con un gran disparo, sin oposición, al larguero, y contra todo pronóstico, protagonizaba el primer cambio del partido - no porque se marchara, sino porque fuera el Real Madrid quien hiciera el primer cambio, cuando era la Real la que lo necesitaba -, dejando su sitio en el terreno de juego a Di María.

Fue cinco minutos después cuando Lasarte hizo un doble cambio. El uruguayo quitó del terreno de juego a Rivas y Griezmann para introducir a Sarpong y Markel. El problema de la sujeción en el centro del campo no encontraba solución. Entre tanto, Mourinho aprovechaba para hacer probaturas en su eje defensivo y retiraba a Carvalho para dar entrada a Albiol y formar una inédita pareja de centrales junto a Garay.

Se acercó con algo de peligro y más entrega la Real, cuando el partido ya estaba visto para sentencia, y encontró el gol en una jugada de fortuna, en la que Tamudo vio como Casillas le saba otro balón a bocajarro, pero que rebotaba en Arbeloa - en el acta Ramirez Dominguez dio el gol en propia a Xabi Alonso - para terminar colándose en la portería blanca.

Con el 3-1 la Real trató de irse arriba, pero seguía teniendo los mismos problemas en defensa. Los donostiarras querían el segundo, pero era el Real Madrid quien buscaba con más ganas el cuarto. En ese momento, Lasarte decidió hacer su último cambio: Agirretxe sustituyó a Tamudo, en un cambio hombre por hombre, que no convence al ser el momento de intentar marcar el segundo y meter presión al partido.

Los minutos pasaron con más pena que gloria para la Real. El equipo de Mourinho siguió buscando redondear el partido, con un Cristiano Ronaldo muy insistente buscando el Hat-trick para emular a Messi y seguir su particular pique. Sin embargo, fue Adebayor quien se llevó el gato al agua. El nuevo delantero blanco, muy activo durante todo el partido, encontró recompensa a su trabajo a un minuto para el final. El partido terminaba con el Real Madrid logrando una cómoda victoria ante una Real irreconocible, que no plantó cara y que ve cómo pierde tres puntos de colchón respecto a los de abajo, que están a siete.

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