La semana pasada escribía que la primera jornada de la Bandera de la Concha es uno de los días más bonitos que vive Donostia en todo el año. Pues la segunda jornada si cabe, aun lo es más. Y eso que este año, deportivamente, ha quedado un poco deslucida por la aplastante victoria protagonizada por la ´Bou Bizkaia´ el domingo pasado, que dejó la bandera vista para sentencia.
Nunca en la historia una embarcación a levantado una diferencia superior a los 14 segundos como hizo Hondarribia en 2005 frente a Astillero, por lo que Kaiku y la ´Bizkaitarra´ lo tienen poco menos que imposible. 33 segundos es mucho tiempo, y solo se podría recuperar semejante diferencia si se invirtiesen las calles del la primera jornada y las condiciones meteorológicas fuesen tan dantescas como lo fueron el domingo pasado, con rachas de viento de 70km/h. Hay previsiones de olas de unos 2´5 metros, pero sin apenas viento, así que no es probable que haya gesta.
Por otro lado, deslucida igualmente, porque solo bogarán siete traineras debido a la descalificación de Astillero por alineación indebida, que no estará en el agua. Sinceramente yo estoy indignado por ello, ya que nunca se debió llegar a esta situación. El Ayuntamiento debería de haber estado mucho mejor asesorado y haber hecho caso a San Pedro -que fue el octavo mejor tiempo en la clasificatoria- ,ya que el día anterior a la regata presentó las fichas de Joseba Fernández con Castreña, Castro y Astillero, algo que no contempla la reglamentación, y que como máximo permite tener dos fichas por temporada por remero. El mismo domingo Kaiku, Pedreña, Tiran y Hondarribia hicieron lo propio e impugnaron la regata.
Es más, hay otra irregularidad con la fecha de su última ficha, algo que ya destaparon Kaiku y San Pedro el jueves de la clasificatoria. El último día para inscribir a nuevos remeros en los clubs era el 31 de julio, que era domingo y por lo tanto festivo. Ese día Joseba Fernández remó con Castro la Ikurriña de Zumaia, por lo que es imposible que la ficha con Astillero lleve esa misma fecha, más si cabe cuando el propio remero ha reconocido que se enteró de que Castro prescindía de sus servicios el 1 de agosto. La Federación Cántabra y su presidente J. A. Martínez Liaño han obrado de mala fe protagonizando ´chanchullos´ e irregularidades. Por su parte, Astillero y el propio remero, una vez destapadas estas irregularidades, debían de haber dado marcha atrás y no haber provocado todo este embrollo en el que absolutamente todos hemos salido perjudicados. Ahora es momento de exigir responsabilidades.
Astillero no estará, como tampoco estará Orio después de veinte años consecutivos clasificándose para la mejor y más prestigiosa regata del año, una pena lo de los ´agilutxos´ que han tenido un año francamente malo que les ha llevado a perder categoría al ocupar la última posición de la liga. Otro dato curioso es el de la trainera local, que no se metía en la Tanda de Honor desde hace diecinueve años. La ´Torrekua´ donostiarra se vio beneficiada por empeoramiento de las condiciones meteorológicas en la segunda tanda de la semana pasada, y es así, que remará con los mejores mañana.
San Sebastián posee 14 Banderas de la Concha, e históricamente siempre tuvo una trainera competitiva, pero los tiempos cambiaron. Así, a finales de 2007 y ante la necesidad de tener una trainera unificada y competitiva en la ciudad se firma un convenio entre los clubs de remo Ur Kirolak, Donosti Arraun Lagunak (después se incorporaría también el Club Deportivo Fortuna) y el Ayuntamiento de Donostia y nace Kaiarriba Donostiarra.
Esta temporada han ocupado la cuarta posición de la ARC-1 (segunda división), y poco a poco se van dando los pasos para que Donostia vuelva a tener una trainera con la que la gente se identifique, y se vuelva a sentir orgullosa. Tengo 34 años, y como yo somos muchos los jóvenes que no hemos visto nunca éxitos de nuestra trainera. Soy donostiarra, y siempre he sido gran admirador y seguidor del que considero el mejor club de remo de la historia, Orio. Y desde hace unos años ya, soy socio y disfruto con los éxitos de la ´Ama Guadalupekoa´ ya que mi mujer es irundarra y su familia hondarribiarra.
He escrito artículos ensalzando las virtudes de ambos clubs, pero las palabras de una persona que si lee esto me imagino sabrá que me refiero a él, me han hecho reflexionar, y creo que es de justicia que ahora apoye a la ´Torrekua´ donostiarra, mi trainera. Mañana mismo me voy a hacer socio ya que al igual que hice con Hondarribia, quiero aportar mi granito de arena. Deseo que Kaiarriba esté cuanto antes en la ACT, Donostia lo merece, y sé que no pasarán muchos años más sin que la ciudad tenga una trainera en la élite. Hay que apoyar al club, hay que intentar hacerlo grande, y que regresen los éxitos. Hay que intentar involucrar a la gente. Mañana habrá una kalejira y una sardinada popular bajo el lema “Donostiarra naizelako”, yo allí estaré, será bonito.
Por último voy a acabar contando una bonita historia, y el por qué del nombre de la trainera. A finales del siglo XIX había un patrón en Donostia llamado Luis Carril, y apodado ´Torrekua´ por haber nacido y vivir en la torre del muelle donde actualmente se encuentra el museo naval. Ganó las Banderas de la Concha de 1889 y 1890 pero pasó a la historia por el desafío que ganó a la trainera de Ondarroa, que provocó que diarios madrileños se hiciesen eco de la noticia y que hasta la reina María Cristina le felicitase a través de un telegrama, amén de ser aclamado con un verdadero héroe en San Sebastián. Por desgracia un par de años después murió junto a ocho compañeros al volcar su embarcación a 10 millas de la costa. Reproduzco aquí un fragmento de un artículo de Emilio Sánchez Mediavilla donde narra esta historia más extensamente:
“Todo empezó con una metáfora hiperbólica. El Real Club Náutico de Bilbao, que organizaba regatas de traineras para dar publicidad a su proyecto de construcción del nuevo puerto, otorgó a Ondarroa el provocativo título de la Invencible del Cantábrico. Respondieron los hosteleros y comerciantes de San Sebastián, constituyendo una sociedad para representar legalmente el orgullo herido de los pescadores locales y organizar una regata que dilucidase la verdadera supremacía del Cantábrico.
Se inició entonces un farragoso periodo de alegaciones, rectificaciones, exigencias y amenazas entre los dos bandos, con el objetivo de consensuar el trayecto, la fecha y la localización de la regata. Un debate animado por La Voz de Guipúzcoa, que escribía envenenados artículos sobre la presunta cobardía de los vizcaínos, y El Porvenir Vascongado, erigido en portavoz de Ondarroa. La apuesta entre traineras ascendía a 25.000 pesetas, cantidades que fueron abonadas en respectivas sucursales del Banco de Bilbao.
El 2 de diciembre, después de sucesivas suspensiones ocasionadas por el mal tiempo, las dos traineras salieron por fin a la mar para cubrir una distancia de 10 millas con salida en el abra de Lekeitio. A la trainera donostiarra le bastaron 81 minutos para cubrir el trayecto. Un minuto y 28 segundos después aparecía, derrotada, la Invencible del Cantábrico.
Ondarroa, que aún no había terminado de pagar las deudas ocasionadas por la derrota de la última Guerra Carlista, quedó en bancarrota. Para poder afrontar las pérdidas de las apuestas, los pescadores se vieron obligados a vender sus barcos de pesca, único medio de subsistencia. Ambrosio Bedialauneta fue acusado por sus vecinos de haberse dejado ganar y "por no verse obligado a matar a un hombre", como recuerdan sus bisnietos, se marchó a vivir a Castro Urdiales. Jamás regresó a Ondarroa. En Castro recuperó su prestigio como patrón y terminó sus días fabricando maquetas de veleros para los niños del pueblo. La historia del patrón falsamente acusado por sus vecinos inspiró a Jesús Arámbarri la composición de la zarzuela Viento Sur (1952).
Mientras tanto Luis Carril, el patrón donostiarra, recibía un telegrama de felicitación de la reina regente María Cristina y era aclamado como un héroe en San Sebastián. El episodio fue tan sonado que el semanario madrileño La Ilustración Española y Americana reprodujo los fastos de la victoria con un dibujo de Joaquín Sorolla. Después de su momento de gloria, Carril volvió a su vida como pescador. El 19 de octubre de 1892 naufragó a nueve millas de la costa, mientras faenaba. Después de horas de lucha agarrado a la quilla de la trainera, Carril se hundió en el mar, junto a nueve compañeros. Sobrevivieron cuatro remeros que, una vez recuperados, peregrinaron descalzos hasta el Santo Cristo de Lezo. Más de un siglo después, los aficionados donostiarras siguen soñando con la reencarnación de Luis Carril en la popa de la desdibujada trainera local.”
¡¡AUPA TORREKUA!! ¡¡GORA DONOSTIARRA!!
Donostiarra naizelako ¡¡Aupa Torrekua!! por Iñaki Milla
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