La Real Sociedad gana al Racing con un gol de Llorente y se sitúa en los puestos tranquilos de la clasificación. Los donostiarras pudieron ampliar su ventaja pero no supieron matar el partido.
Victoria, tranquilidad y buenos alimentos. Es la conclusión precipitada que se puede sacar del partido ante el Racing. Lo cierto es que tras sumar los últimos nueve puntos ante rivales directos, la Real ha alcanzado la denominada zona tranquila. ¡Bienvenida sea! Y es que con 16 puntos de 30 posibles los donostiarras están firmando un primer tercio de liga que permite ser optimistas.
Tampoco hay que echar las campanas al vuelo y empezar a decir que el objetivo cambia, que hay que mirar hacia arriba, no. Si algo hay que ser en este preciso instante es realista. La Real ha ganado a tres rivales directos en la lucha por la permanencia y en casa se está haciendo fuerte. Sin embargo, en este encuentro los de Lasarte volvieron a no saber matar el partido, lo que le puede generar algún que otro problema.
La Real tuvo dominada al Racing desde el inicio, merced a la presión ejercida sobre la salida de balón del equipo de Miguel Angel Portugal. Los de Lasarte tiraron, una vez más, la línea de presión muy arriba, lo que se tradujo en problemas para los cántabros, que no jugaron cómodos durante gran parte del encuentro. De nuevo el buen hacer de Llorente, Zurutuza, Prieto y Griezmann en esta faceta, más la presión de Aranburu y Rivas según el rival pasaba esa primera línea, permitió a la Real jugar con cierta comodidad y sin pasar grandes apuros.
El gol dio algo más de alas a una Real que pudo matar el partido. Pero los txuri urdin no aprovecharon la media docena de ocasiones de gol que tuvieron para finiquitar el encuentro, y los nervios volvieron a apoderarse en los minutos finales de un Anoeta que mereció marcharse a casa con una victoria más holgada de los suyos. Eso sí, entre Labaka, que realizó un gran partido en las labores de corte en defensa, y Bravo, cerraron bien la portería para evitar que el Racing, que sólo dispuso de tres ocasiones en todo el encuentro, terminara llevándose un premio que hubiera sido completamente injusto.
Tercer gol de Llorente
Martín Lasarte volvió a apostar por el que ya viene siendo el once habitual en Anoeta, con la salvedad de Labaka, que ocupó el puesto del lesionado Ansotegi. Así, la Real saltó al césped de Anoeta con Bravo en portería, Carlos Martínez, Labaka, Mikel González y De la Bella en defensa; Rivas y Aranburu en la medular; Griezmann, Zurutuza y Xabi Prieto por delante, y Llorente en punta. En frente, Miguel Angel Portugal, técnico del Racing, quiso aprovechar el buen momento de su equipo tras la contundente victoria ante Osasuna y alineó un 4-4-2 con Toño en portería, Francis, Henrique, Torrejón y Cisma en defensa; Colsa y Diop como doble pivote; Munitis y Kennedy abiertos en las bandas, y Rosenberg y Ariel en punta.
Seis minutos le duró ese buen momento de conjunto al Racing. El tiempo que tardó la Real en robar un balón gracias a la citada presión, para que Xabi Prieto encontrara hueco por el centro y pusiera un pase al espacio para Llorente, en dudosa posición, que no titubeó a la hora de definir. El tercer gol de Llorente en liga volvió a llegar de su asociación con Xabi Prieto. El hondarribiarra lo celebró con la rabia habitual y encandiló una vez más a la grada con su entrega.
Tras el gol la Real no se echó atrás. Los de Lasarte siguieron presionando muy arriba y con las líneas muy juntas, dificultando así el juego del Racing, que no creó más que una ocasión en toda la primera parte que desbarató claudio Bravo. El primer periodo se terminó con el partido en franquía para la Real y con la actuación arbitral en tela de juicio por el criterio que empleaba a la hora de mostrar tarjetas. De hecho, Diop fue sustituido por Lacen en el 41 de juego, viendo Portugal que tenía todos los boletos para ver la segunda amarilla.
El árbitro y la puntería
En la reanudación el colegiado Álvarez Izquierdo volvió a condicionar el partido. Primero porque en el minuto 6 Griezmann cayó empujado dentro del área, en un posible penalty que puede ser objeto de debate, y después, porque en el minuto 8 Kennedy hubiera tenido que abandonar el terreno de juego por doble amarilla. Tanto colegiado como linier interpretaron que el jugador racinguista había tocado el balón con la mano, pararon el juego, le mostraron la tarjeta, pero nadie sabe por qué se la quitaron y terminaron mostrándosela a Colsa, que andaba por allí, pero lejos de la jugada.
El acta final del encuentro refleja el hecho de que "amonesté al jugador Colsa por jugar el balón con la mano", cuando el medio centro del Racing no participaba ni siquiera en la jugada. Esa decisión pudo condicionar el partido, además de marcar un punto de inflexión en el arbitraje, que pasó a ser realmente pésimo.
La Real trató de seguir a lo suyo. Zurutuza, que había sufrido una torsión de rodilla justo antes del descanso, dejó su sitio a Gorka Elustondo. Lasarte buscó dar más empaque al centro del campo, para luego salir con más rapidez a la contra, algo que cerca estuvo de darle el segundo gol; pero Griezmann, que bajó con el pecho de forma magistral un servicio de cabeza de Llorente, remató a bocajarro y Toño sacó una mano providencial. El joven francés no tenía la puntería afinada, como tampoco la tuvo Prieto minutos más tarde en un remate de cabeza, o Sarpong, que salió por Griezmann a 15 minutos del final, en una gran jugada personal en la que quebró al central para luego en vez de disparar el balón darle al defensor en la pierna, o poco más tarde con un disparo que golpeó en el lateral de la red.
El Racing, con más corazón que cabeza, y pese a no hacer un buen partido, no dio su brazo a torcer, y con balones colgados a la frontal o al corazón del área trató de llevar peligro. Labaka, unas veces con el pie otras con la cabeza, sacó todos y cada uno de esos balones para terminar de firmar un buen partido. De todas formas, Rosenber pudo tener el empate a cinco minutos del final, pero Bravo le presionó muy bien y terminó forzándo el córner.
De este modo la Real logró reterner tres puntos más en casa, firmando un buen partido, pero volviendo a fallar a la hora de matarlo, lo que le llevó a pasar algunos apuros al final.
Bienvenidos, pues, a la zona tranquila de la tabla. Y es que pase lo que pase los donostiarras terminarán la jornada a ocho o nueve puntos de los puestos de descenso y con los puestos europeos muy cerca, lo que, sin duda, dará moral a la plantilla, ilusionará a la afición, pero sobre todo traerá algunas semanas de calma.
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