Lagun Aro GBC terminó con su racha negativa de siete derrotas consecutivas, tras ganar a un Menorca no sin sudar la gota gorda y sufrir hasta el final. El parón por la Copa del Rey debería servir para reflexionar y ponerse las pilas para afrontar el final de temporada lo mejor posible.
Parece que en el carnet de abonado/a de Donostia Arena viene un taco de vales por jornadas de sufrimiento. Ir a Illunbe se ha convertido en deporte de riesgo, ya que el sufrimiento que padecen los aficionados partido sí, partido también, desde que comenzara la racha de derrotas, no puede ser bueno para la salud. Ya ni aunque el equipo vaya ganando de 15 en el tercer cuarto sirve para tener una plácida mañana de domingo viendo baloncesto ACB en el coso donostiarra.
No ganar a Menorca hubiese supuesto meterse en un auténtico berenjenal clasificatorio. Ahora parece que el descenso se vuelve a alejar, y según las declaraciones del presidente el pasado martes, la permanencia ya se puede dar por hecha. ¡Ojo! Que esto todavía puede dar muchas vueltas y ocho victorias, que son las que tiene ahora mismo el equipo, no garantizan la permanencia ni mucho menos. Es verdad que el equipo estuvo algo mejor, salvo en un tercer cuarto para olvidar, que cerca estuvo de costarnos el partido y que nos deja varias cosas a analizar, que haremos en los siguientes párrafos.
1. La incapacidad para parar el partido desde el banquillo volvió a encrespar al público. Desde el Tendido 9 se ve absolutamente todo, y muchas veces hay que fijarse en lo que hace el respetable, además de estar al juego. Menorca nos mete un buen parcial, se va acercando en el marcador, nos come casi los 15 puntos de diferencia que teníamos al inicio del cuarto, y desde el banquillo no se pide ningún tiempo muerto con el que preparar diferentes variantes tanto en defensa como en ataque. Que el público se esté levantando con las manos haciendo el gesto de una T de tiempo muerto, es significativo. Nos pudo costar muy caro.
2. Por mucha final que fuera el partido en cuestión, no puede ser que algunos se pasen todo el encuentro haciendo gestos a la grada con los brazos para que apriete. Alguno debería de analizar lo que estaba pasando. Primero, el partido no estaba levantando pasiones, ni mucho menos. Segundo, con la calefacción a tope y el sol entrando por la parte alta del pabellón y dejando sin apenas visibilidad a ciertos tendido, la afición estaba completamente amuermada. Y tercero, en Gipuzkoa está claro que somos muy fríos, que arrimamos el hombro cuando hay que hacerlo, pero que cuando ya la situación se repite una y otra vez nos cansamos y nos abandonamos a la desidida y acudimos pero sin ánimo de nada más, es algo que ya deberían de saber.
3. Ricardo Uriz. Lo que soporta este chico es digno de Premio Nobel. Es el saco de las leches - permítanme la licencia -; sobre quien recaen todas las críticas cuando el equipo va mal y él se lo quiere echar a sus espaldas. Tiene que soportar los silbidos de la afición cuando las cosas van mal. Le acusan de jugar alocado, sin mirar, tomando decisiones precipitadas...Pero lo cierto es que cuando las cosas nos han ido mal siempre ha salido él. Nos sacó las castañas del fuego adelantando a Sergio y Bojan por la izquierda y convirtiéndose en base titular hace dos temporadas; la pasada campaña cuando Laso decidió no volver a poner a Sergio también estuvo allí para rescatarnos; y ahora que Salgado está en un momento muy bajo, vuelve a aparecer para firmar partidos dignos y ser uno de los pocos que se salvan. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que por mucho que tengamos el núcleo de la plantilla hecha - Salgado, Panko, Doblas, Baron - se merece ser renovado. Si es "un hombre de club" no merece otra cosa.
4. Nikoloz Tskitishvili. El ya conocido como "Expediente X" de esta temporada volvió a tener minutos. Desconozco lo que ha pasado, el rifi-rafe que haya podido tener con el cuerpo técnico, pero, ¿si tácticamente no nos convenía ponerlo hace cinco partidos y en los tres siguientes, por qué lleva dos seguidos mostrando que tiene gánas y jugando con inteligencia y sin apenas fallo? Lo necesitamos para desatascar el juego interior, que últimamente está de capa caída. No hay más que ver las estadísticas de los últimos partidos.
5. Confianza ciega. Para terminar la confianza que el Consejo de Administración tiene en Pablo Laso es ciega. Perfecto. Dicen que siempre ha cumplido el objetivo y que si salva al equipo quieren que sega. A veces hay que parar y analizar. De acuerdo que este año con menos dinero se ha hecho mejor plantilla, pero al igual que el año pasado no se ha vuelto a saber gestionar el bajón. El año pasado, se habló de que el puesto natural del GBC no era otro sino entre el 9 y el 12. Tras una racha de 7 derrotas consecutivas, y un final de temporada en el que Donostia Arena fue un fortín, se logró la permanencia, pero ni mucho menos entre los puestos 9 y 12. Ahora se habla de que tras la victoria de Menorca la permanencia está casi hecha y que hay que ser ambiciosos. No volvamos a caer en el error. El equipo no está para tirar cohetes y aquí las cosas cambian de una semana a otra. Primero hay que ganar tres partidos más y luego veremos. Por eso, vamos paso a paso, y aunque la confianza sea ciega en el entrenador, miremos que se cumpla el objetivo, y una vez logrado si hay que renovarle que le renueven. Eso sí, igual la grada tiene algo que decir.
Vamos que en estos cinco puntos, y alguno que se nos queda seguro en el tintero, se resume el "sí, pero no", en el que se encuentra Lagun Aro GBC. "Sí", porque se ha cortado la mala racha en lo que era una auténtica final; "no" porque todavía hay varias lagunas que resolver. El paso dado ha sido importante, ahora sólo queda que este parón por la Copa nos sirva a todos - técnicos, jugadores, medios de comunicación, aficionados - para reflexionar, y volver la próxima semana entonados para afrontar la recta final de una temporada, que comenzó muy ilusionante, pero que se ha convertido en una travesía por el desierto, en un Deja vú, que ha traído la apatía a la afición.
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