La Real vence al Mallorca y escala hasta la séptima plaza de la clasificación. Un gol de Raul Tamudo en el inicio de la segunda parte fue suficiente para amarrar los tres puntos. Los donostiarras no aprovecharon las ocasiones para cerrar el partido y sufrieron al final.
Y van seis. Raul Tamudo se está convirtiendo en el gran protagonista de la Real Sociedad en las últimas jornadas. Desde que se lesionara Joseba Llorente, Tamudo ha asumido el rol de delantero titular, se ha puesto el mono de trabajo y ha logrado importantes goles que han supuesto puntos vitales para el equipo txuri urdin. En los cuatro últimos partidos, el delantero catalán ha marcado tres goles y ha dado una asistencia, con los que la Real ha sumado nueve de los últimos 12 puntos en juego.
Esta vez fue de cabeza a centro de Dani Estrada, cuando la Real más apretaba y buscaba el gol. Era el minuto 10 de la segunda parte, y el partido, condicionado en parte por el viento, comenzaba a tener color blanquiazul. Con ese golazo de cabeza que Tamudo celebró con la rabia habitual, la Real derrotó a un Mallorca que apenas jugó en 75 minutos, pero que a base de empuje puso en serios aprietos a la Real en el último cuarto de hora.
Tal y como se preveía Martín Lasarte no varió el esquema y alineó a los once previstos. Prieto volvió a ser de la partida por banda derecha en un equipo formado por Bravo en portería; Estrada, Ansotegi, Demidov, De la Bella en defensa; Rivas y Aranburu en el centro del campo; Prieto, Zurutuza y Griezmann en linea de tres; Tamudo en punta.
Por su parte, Laudrup optó por dejar en el banquillo a Castro e introducir alguna variante. Joao Victor ejerció de perro de presa de Zurutuza y Prieto como gran novedad, en un once compuesto por Aouate en portería; Cendrós, Nunes, Ruben y Kevin en defensa; Martí, De Guzman y Joao Victor en el trivote; Nsue y Pereira en bandas y Webó en punta.
Imprecisiones
La primera parte fue un cúmulo de imprecisiones por parte de ambos equipos. La climatología tuvo mucho que ver en este sentido. Y es que el viento, que en la primera parte sopló en contra de la Real, era muy fuerte y no permitía mandar balones con precisión hacia la zona de ataque. Así, las ocasiones fueron contadas, y más que en tiros a portería se tradujeron en centros desde las bandas por parte de la Real y contragolpes por parte del Mallorca.
Aún así, la Real se plantó bien en el terreno de juego. Mikel Aranburu volvió a erigirse en el Kaiser del centro del campo, robando balones y dando el primer pase tanto a izquierda como a derecha. La vuelta de Prieto hizo que gran parte del juego pasara por ataques por la banda derecha, donde Estrada subió más que el partido pasado e intentó combinar con Prieto para meter centros al corazón del área. Tamudo estuvo cerca de rematar en dos ocasiones, pero la fuerza del balón espoleada por el viento, no le permitió llegar.
El Mallorca quiso aprovechar las imprecisiones en los pases de la Real y la presión que Joao Victor ejercía sobre Zurutuza y Prieto para robar balones y salir a la contra con De Guzman, Webó y Nsue. Pudieron haber cogido en alguna ocasión desprevenida a la defensa donostiarra, pero el fuerte viento en unas ocasiones, mezclado con la rapidez del césped, y el buen critero de Ansotegi y Demidov en otras, no permitió al equipo bermellón gozar de claras ocasiones de gol.
Salida en tromba
En la reanudación la Real buscó poner otra velocidad al partido. Desde el pitido inicial buscó jugar rápido por bandas buscando llegar a la línea de fondo y crear peligro con centros. Aouate estuvo cerca de colársela a la salida de un córner, de los cuatro que botó consecutivos la Real.
El ataque por banda derecha era el recurso utilizado por la Real. Estrada y Prieto se asociaron a las mil maravillas, y así, en el minuto 10, en una jugada de la sociedad, Estrada puso un gran centro al primer palo hasta donde entró Tamudo libre de marca para batir a Aouate.
Tras el gol, la Real siguió fiel a su estilo, lo que le permitió seguir dominando el encuentro. La rapidez del ataque txuri urdin permitió a los donostiarras llegar a la línea de fondo y meter centros al área. Puso marcar el segundo la Real en el 23 tras una buena jugada por banda izquierda que terminó en un balón en las botas de Tamudo que a la media vuelta mandó un disparo raso fuera muy cerca del poste izquierdo de la portería de Aouate. En la siguiente jugada, una salida de Aouate dejó el balón en banda derecha a Prieto que quiso burlar la llegada de Kevin por arriba, y el balón golpeó en la cruceta.
Final agónico
El Mallorca pareció despertar tras esas dos acciones. Laudrup incorporó a Castro y Aki en el terreno de juego con los que buscó dar más velocidad al ataque, cosa que consiguió. La Real vio como el Mallorca le empezaba a comer terreno. La velocidad de Castro y los balones largos a Webó se convirtieron en un arma de doble filo, que a la defensa de la Real le empezó a dar problemas.
Los centros al área y las jugadas de estrategia botadas por De Guzman, se convirtieron en la tónica dominante del encuentro durante esos minutos. La Real despejaba una y otra vez, pero ya no salía a la contra y el Mallorca volvía a la carga. Se antojaba un final agónico. Los minutos de alargue se convirtieron en una auténtica pesadilla. El Mallorca no se amilanó y en todas y cada una de las acciones a balón parado subió con todo buscando un remate que le permitiera empatar el partido.
Aouate subió a rematar hasta en dos ocasiones en los últimos dos minutos, en los que se produjo una de las jugadas polémicas del partido, en la que los jugadores del Mallorca pidieron penalty por mano dentro del área txuri urdin. Sin embargo, Rubinos no decretó la pena máxima, y a pesar de que el equipo bermellón trató de confundir al colegiado dos veces más con Aouate fuera de su portería, Agirretxe no acertó a marcar a portería vacía en una jugada en la que la Real pecó de novata y no lanzó a la primera en busca del segundo gol.
Con el final del partido la grada respiró y los casi 19.000 espectadores que se acercaron a Anoeta en una noche completamente desapacible, pudieron respirar tranquilos y dormirán con la tranquilidad que da ver al equipo séptimo en la tabla a once puntos de los puestos de descenso y sólo a tres de la Europa League.
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