Injusto (1-2)

La Real Sociedad cae de forma inmerecida frente al Real Madrid. Los de Lasarte se sobrepusieron al gol de Di María, pero la mala suerte propició que un rebote en una falta botada por Cristiano los blancos se llevaran el partido.

El final de la película de ayer fue triste. Siempre había pensado que "los buenos" de las películas ganaban siempre, y que todo terminaba en final feliz. Hasta ayer, cuando el Real Madrid más rastrero y simple que ha pasado nunca por Anoeta terminó llevándose un partido que en ningún momento mereció y que decidió en dos jugadas de fortuna.

Dicen que de lo negativo siempre hay que quedarse con algo amable. Esta vez, la cara de la moneda fue la Real en su conjunto. El equipo de Martín Lasarte no supo sólo plantarle cara a los de Mourinho, sino que dominaron durante gran parte del encuentro mereciendo como poco el empate al final. Si los donostiarras siguen jugando como en estos tres partidos iniciales, y sobre todo como ante el Real Madrid, la afición puede estar tranquila. Por cierto, el público ayer estuvo, una vez más, de diez.

La Real se comió al Madrid

El resultado final no refleja ni mucho menos lo visto durante el encuentro: una Real ordenada que llegaba con peligro a la portería defendida por Iker Casillas, pero que no definía, y un Real Madrid simplón y en muchas ocasiones desquiciado, que fue borrado del mapa. Sin embargo, estos equipos siempre cuentan con ese punto de fortuna y alguna pequeña ayuda - la falta tras la que llega el segundo gol del equipo blanco es más que dudosa -, que les permiten sumar puntos que no merecían.

A pesar de la derrota, la Real fue fiel a su estilo habitual. Los donostiarras no se escondieron presa del pánico provocado por los numerosos flashes que desde la grada trataban de inmortalizar el momento; uno de esos que devuelve a los aficionados a la realidad y les hace darse cuenta de que están, de nuevo, disfrutando de la primera división. Lasarte no cambió de esquema, pero una trabajada defensa, unida a la motivación extra que dan este tipo de partidos, hizo que los Bravo; Carlos Martínez, Ansotegi, Mikel González, De la Bella; Rivas, Aranburu; Xabi Prieto, Zurutuza, Griezmann, y Tamudo, plantaran cara al Real Madrid y lo superaran en casi todo el encuentro.

Mourinho alineó a todas sus estrellas - Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo; Xabi Alonso, Khedira; Cristiano Ronaldo, Özil, Di María, e Higuaín -, pero demostró que sólo con talonario y con los focos mediaticos no se gana, y mucho menos se convence. El Real Madrid demostró en Anoeta que lo visto en los dos primeros partidos de liga ante Mallorca y Osasuna no era algo casual; esto es, que su nivel de juego es muy pobre y que sólo dos acciones muy puntuales terminan dando la victoria de manera totalmente injusta.

De hecho, el Real Madrid sólo superó a la Real en los primeros diez minutos. Los flashes de la grada y una salida en tromba, muy física, del conjunto merengue, cogieron desprevenidos a los donostiarras, que pasaron algún que otro apuro. Los problemas venían de la presencia de cuatro hombres del Real Madrid que se unían al ataque a una velocidad de vértigo, pero que al llegar a la frontal del área buscaban el disparo sin contemplar ninguna otra opción.

De todas formas, la mejor oportunidad de esos diez primeros minutos fue para la Real. Un cabezazo de Griezmann se perdió por encima del travesaño de la portería de Casillas. El ritmo del partido comenzaba a ser frenético y la duda estaba en ver hasta dónde llegaría la Real. Los txuri urdin aguantaron el ritmo durante toda la primera parte hasta terminar comiéndose, literalmente, al Real Madrid al que no permitía pensar desde la línea de creación con un "Gladiator" Tamudo enorme en la presión inicial, Rivas y Aranburu muy atentos al corte, y una línea defensiva muy ordenada que no permitía a los blancos pensar en las proximiades del área.

Al descanso se llegó con el empate a cero y con las mejores ocasiones para la Real, que tuvo el gol en las botas de Griezmann que mandó un balón fuera por milímetros en un mano a mano con Casillas, y en las de Tamudo, que a la salida de un corner cerca estuvo de rematar un balón en el segundo palo, pero que Carvalho desvió. Además, la presencia de Zurutuza en el centro de la línea de tres atacante, volvió loca a una denfesa madridista que se mostró muy frágil.

Mazazo en la reanudación

La bronca en el vestuario del Real Madrid debió ser sonora, a tenor de la cara de Mourinho que salió al campo y se sentó en su banquillo cinco minutos antes de que se reanudara el encuentro. Una bronca que tuvo su efecto calmante en el minuto 5 de la reanudación, cuando Di María de un potente disparo escorado en la frontal marcó el primer gol del encuentro, que no hacía justicia a lo visto hasta el momento.

Los blancos seguían sin hacer nada, con un Cristiano Ronaldo desquiciado y egoísta, que sólo buscaba marcar su gol. A pesar de ello, la Real no se puso nerviosa y siguió siendo fiel a su estilo. De este modo, los donostiarras volvieron a coger el dominio del partido, y lograron empatarlo en el minuto 16. Una falta botada con fuerza y precisión por Griezmann fue rematada en el segundo palo por Tamudo, logrando su segundo gol con la zamarra txuri urdin en competición oficial y haciendo algo de justicia a lo que se estaba viendo sobre el terreno de juego.

La Real se hizo, de nuevo, con el control del partido. Fue entonces cuando apareció la figura de Mateu Lahoz, que durante la primera parte había protagonizado un arbitraje inmaculado. El árbitro del colegio valenciano comenzó a desquiciar a la Real y a la grada a base de pitar faltas y de decisiones dudosas en contra de la Real, que antes de que Cristiano marcara el segundo y definitivo gol, pudo ponerse por delante en una falta lanzada por Griezmann.

Los gestos de Cristiano y su forma de tratar de engañar al colegiado terminaron teniendo su efecto. Mateu Lahoz le pitó una dudosa falta a diez metros de la frontal, en la que Mikel Aranburu se cruzó, de forma limpia, pero que terminó con el luso en el suelo y el colegiado mordiendo el anzuelo. Cristiano lanzó la falta y encontró la fortuna de que el balón rebotó en Pepe y se desvió para colarse en la portería de Bravo. Cristiano Ronaldo ya tenía su gol, ese que tanto llevaba persiguiendo.

Dos minutos después del gol, el colegiado perdonó la expulsión a Pepe, que introdujo un segundo balón en el terreno de juego para obstaculizar el avance de la Real. No sólo no pitó falta favorable a la Real y tarjeta para el central portugués, o bote neutral, sino que dió el balón en saque de puerta para el Real Madrid, provocando las iras de una grada que asistía a una vuelta de tuerca de un buen arbitraje, que terminó convirtiéndose en calamitoso.

El tiempo corría muy rápido para los intereses de la Real. Ambos entrenadores movieron ficha; la Real lo siguió intentando sin caer en la desesperación, pero el marcador no se movió y el Real Madrid más simple y con un juego más rastrero que ha pasado nunca por Anoeta terminó llevándose de forma inmerecida los tres puntos.

El martes en Pamplona

Sin tiempo para asumir la injusta derrota, la Real tendrá que ponerse a trabajar para el martes demostrar ante Osasuna que su juego e inicio liguero no son casualidad. Puntuar en el Reyno de Navarra volvería a ser un premio merecido para una Real, que ha demostrado en estos tres primeros partidos que la primera división no le viene grande en absoluto y que está en ella para asentarse y volver a estar durante muchos años.





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